El principal enemigo del psicólogo cognitivo es el neuroticismo, es decir, “amargarse la vida mediante la tortura mental”. O dicho de otro modo, el “malvivir” autoprovocado. Es lo que asegura Rafael Santandreu en el libro “El arte de no amargarse la vida” (Oniro, 2012), escrito bajo la firme convicción de que cambiar para transformarse en una persona sana a nivel emocional, es posible. Y para demostrarlo elabora un manual didáctico en el que describe “el abecé de la terapia cognitiva, la escuela de psicología con una mayor base científica”. La clave está, como escribe el autor citando al filósofo Epicteto, en saber que “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”. Son las ideas, la interpretación de los hechos externos y los pensamientos positivos o negativos los que dan lugar a las emociones. Por lo tanto, concluye Santandreu, lo que hay que cambiar para sentirnos bien es “nuestro diálogo interno”.
La obra incluye una parte de “aplicaciones prácticas” en las que se tratan temas tan comunes como de qué forma se puede perder el miedo a la soledad, afrontar las relaciones con los demás (y con uno mismo), ganar tolerancia ante la frustración y atajar el estrés en el trabajo. Y también de cómo acabar con los hábitos (dañinos) de “terribilizar por terribilizar” y de “llorar por no poder volar”, entre otros.
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